A LA LUZ

La luz tenue de las farolas resulta como llama inhibidora de tinieblas... al igual que la amistad puede ser luz en nuestra noche.

Viernes. Las clases concluyen tras una larga semana de trabajo y nosotros, alumnos, nos disponemos a aprovechar ese escaso tiempo libre que nos ofrece el fin de los cinco días. Algunos duermen, otros juegan, otros pasean y otros simplemente aún tienen cosas que hacer... mas, en mi caso, hoy he dedicado el tiempo a observar a mi alrededor, a quienes considero compañeros.
Yo personalmente soy amante del momento exacto a la hora de apretar el botón para realizar una fotografía, exigente de la perfección y maestría a la hora de disparar y colocar los elementos en el cuadro sin que éstos hayan sido inducidos a su posición. Adoro lo natural, lo firme y a la vez efímero que me rodea, que reside en momentos concretos e irrepetibles que mis ojos captan... por lo que estas fotografías que os dejo a continuación no son planificadas (al igual que ninguna de todas las que adopto sacar) pues considero la espontaniedad como la forma más verídica y real de expresar el alma del entorno y las personas que nos rodean. Esa espontaniedad es la que nos demuestra que la vida nos manda mensajes ocultos y de que no todas las miradas son siempre capaces de apreciarlos, y menos de capturarlos de cualquiera de las maneras.
Por lo tanto, esta vez os traigo un breve reportaje fotográfico de autoría propia, mis queridos Bananatas. En él os dejo mi aprecio y a la vez visión de tres de mis compañeros: Luis, Meiga Ceive y Miriam, todos ellos irradiando un extraño fulgor de llama en el tenebroso mundo que hace difíciles nuestros días...
Ese cálido fuego se llama amistad. 

 Esta entrada va dedicada a ellos, sus protagonistas. 

LA FORMA DE LA LUZ


En ocasiones deberíamos de dejar de lado ciertas cosas para detenernos a mirar lo que tenemos y otorgarle el aprecio que se merece.

Comentarios

Publicar un comentario

Lo más visto